8/28/2013

Deportes con riesgo mortal

 

Publica hoy La Vanguardia éste artículo de Antoni Puigverd. Estoy totalmente de acuerdo. ¿Dónde nace este afán de superar los límites en las sensaciones? ¿Por qué nos cuesta tanto valorar lo ordinario, el día a día?

"De todas las contradicciones de nuestro tiempo (y son un montón), la más estúpida es la que hace compatible la exigencia enfermiza de seguridad con la pasión enfermiza por el riesgo. Prohibiríamos los accidentes naturales, pero aplaudimos los accidentes deportivos. Nuestra sociedad se indigna ante la muerte por causa alimentaria, aeronáutica o ferroviaria, pero fomenta el suicidio de los deportistas célebres y de sus miles de imitadores: los empuja a superar, a cambio de fama y dinero, los límites de la biología; y a romper las barreras del sentido común.

Estos días hemos asistido al último vuelo de un personaje que decidió jugarse la vida. Imitaba a Ícaro, el héroe trágico para el que Dédalo confeccionó unas alas de plumas pegadas con cera: al volar hacia el sol, la cera se derritió e Ícaro se precipitó al mar. Descanse en paz, Álvaro Bultó. ¿Quién soy, para juzgar sus obsesiones? Pero temo por la cultura del riesgo, que él promovía por televisión. Y que sigue promoviéndose: su caída ha sido presentada como una bella muerte (Petrarca: "Ch'un bel morir tutta una vita onora").

Otro gran ídolo es Kilian Jornet: deportista de élite, publicitario gracias a la sanísima agua mineral; campeón mundial de skyrunning: maratonianas y arriesgadas marchas por alta montaña que combinan carrera, escalada y esquí y se realizan en calzón corto y zapatillas. Acaba de batir el récord de velocidad de subida y bajada del Cervino o Matterhorn (4.476 m). Jornet se ha convertido en un peligro para cientos de jóvenes imitadores. Vulnerando 120 años de alpinismo basado en la seguridad, los seguidores de Jornet suben y bajan de los lugares más inaccesibles: pedregosos torrentes de pendiente radical, glaciares y acantilados, escarpadas laderas nevadas por las que se deslizan esquiando sin esquís. Buscan sin cesar desafíos más y más difíciles. Siempre rompiendo barreras, obsesionados por los récords y los retos en una espiral que no puede sino culminar en accidente. Detrás de los éxitos de Jornet, ¿cuántos accidentes se producen entre jóvenes en la montaña? ¿Y cuántos rescates pagados con dinero público, que ponen en riesgo a los rescatadores? ¿Cuántos ultramaratonianos van a ser operados de caderas o rodillas dentro de unos años? La lista de héroes de la muerte es larga: detrás de los éxitos de otro chico simpático, Marc Márquez, ¿cuántos paralíticos habrá?

La cultura del exceso -causa primera de la crisis- ha convertido el deporte en un circo radical y la montaña en un teatro para suicidas. Los saltos mortales en el circo son viejos. Lo que es nuevo es la moda masiva del salto mortal cuando, por otra parte, exigimos masivamente seguridad a ultranza. No por culpa de Jornet o Márquez, sino de la ideología del riesgo que los medios ensalzan, el deporte, siendo como es fuente de salud y de equilibrio psicológico, se está convirtiendo en droga de riesgo mortal."