4/22/2012

Un Dios salvaje

  
  
"Dos chavales tienen una pelea en el parque, a resultas de la cual uno casi saca un ojo al otro. Sus civilizados padres conciertan un encuentro para limar asperezas y lograr una solución justa... Pero puede que no sean tan civilizados. O que llamen civilización a cualquier cosa.
 
Adaptación de la obra de teatro de Yasmina Reza de 2006, a cargo de ella misma y de Roman Polanski, el director de la cinta. Se trata de una disección implacable de cuatro personajes representativos de la clase culta occidental, que tras unas maneras suaves y unas supuestas cotas altas de razonabilidad, ocultan prejuicios y actitudes ciertamente mezquinas. El enfoque tragicómico es altamente ácido, somos testigos de cómo unos cónyuges que supuestamente se llevan bien, albergan en su interior rencores mil –porque el marido está todo el día pegado al teléfono, sin importarle que ante sus narices tenga asuntos urgentes que atender; porque la esposa sea una maniática perfeccionista, con el corazón apegado a cosas ridículas; etcétera, etcétera–, o están atados de pies y manos por las variadas directrices de lo políticamente correcto, que los desconectan del mundo real. Los hábitos culturales, la educación de los hijos, la conciliación de vida familiar y trabajo, la protección de los animales, la ética profesional, son algunas de las cuestiones que salpican los animados diálogos, donde Polanski sabe sacar todo su jugo a despedidas en falso y a alguna que otra sorpresa embarazosa.

En ningún momento se trata de ocultar el origen escénico de esta cinta coproducida por Francia, España, Polonia y Alemania, aunque Polanski –que ya tiene experiencia en adaptar obras de teatro, piénsese en La muerte y la doncella– sabe airearla en el prólogo y epílogo en el parque, o moviendo a los personajes por el apartamento de uno de los matrimonios y el rellano de la escalera, con los amplios ventanales que permiten vislumbrar los rascacielos neoyorquinos." DeCine21.

Lo mejor: las interpretaciones. Después, a mí me acongoja un poco la falsedad y en esta película, menos los niños, todos son unos falsos. Detrás de la buena educación no hay un verdadero aprecio por el otro, y entonces la relación es muy hipócrita.