6/29/2011

Otra economía es posible

   
   
   

No sé nada de economía, pero lo que veo cada vez más claro es que las políticas de izquierdas (ZP) están vendidas a los sindicatos, que preocupados por proteger a los trabajadores, no se dan cuenta de que lo que hay que hacer fundamentalmente para protegerlos, es que existan. Es decir, crear empleo, liberalizar a los que lo crean de toda la parafernalia de restricciones que les impide hacerlo actualmente. Andrei Shleifer así lo afirma en una entrevista muy esclarecedora publicada ayer en La Vanguardia.

Andrei Shleifer, catedrático de Economía en Harvard; medalla John Bates Clark.

Lo que vemos en Grecia es un escandaloso divorcio entre la realidad y la política.

¿Cuál es la realidad?
Que Grecia está en bancarrota y, lo peor, sin perspectivas de crecimiento.

Hasta ahí lo sabíamos.
El otro problema es que el BCE también está en bancarrota precisamente porque puso demasiado dinero en Grecia.

¿Decir "bancarrota" no es exagerar?
Tal vez imprima más dinero, pero está en bancarrota: el problema de fondo es que Grecia no tiene modo de crecer, porque no fabrica, luego no tiene nada que exportar.

Tiene turismo.
Está Turquía al lado con la misma oferta a mitad de precio.

¿Por qué se le prestó tanto a Grecia si ya se veía que no podría devolverlo?
La Unión Monetaria Europea no era sólo un acuerdo para la moneda única, sino unos compromisos resumibles en uno: que ningún Estado gaste más de lo que podrá pagar.

¿Qué pasó?
Pues imagínese a un niño al que se le deja de repente la Visa de papá y se va por la ciudad de compras: evidentemente todos quieren venderle algo.

¿Es culpa de los padres que dejan la Visa a su alcance o del niño?
El griego hizo lo que haría cualquier niño y se beneficiaron de él todo tipo de vendedores alemanes y franceses y de todas partes.

Ya.
España abusó de la misma Visa del euro, pero se dedicó a comprar pisos con ayuda de su banca. Ahora nadie quiere dar el dinero por perdido en Grecia y asistimos al forcejeo. Pero no se trata de buscar culpables...

¿Qué espera usted que suceda?
Que, por mucho que se renegocie la deuda, como Grecia no puede crecer, seguirá estancada durante años... Tal vez una década.

¿No hay solución?
Nadie se resigna a la solución real: que los griegos se reduzcan masivamente los salarios para empezar. Y eso es imprescindible pero no suficiente: Grecia necesita, además y sobre todo, una estrategia de crecimiento.

¿Y cómo se crece?
Trabajando y produciendo y ahorrando hasta ganar más de lo que gastas.

¿Puede ser más específico?
Mire a Europa del Este: todo es cuestión de precio. Se invierte en Eslovaquia o Polonia porque allí trabajan por menos. Si los griegos convencieran a los inversores extranjeros de que iban a aceptar esas fábricas y trabajar en ellas más y mejor por menos salario, pues las inversiones serían para ellos.

Crudo y directo.
Y ahí es donde España es diferente: por un lado España tiene reformas pendientes, entre otras liberalizar uno de los mercados laborales más regulados del mundo. Pero también hay buenas noticias...

¡Adelante!
El consenso considera que España puede crecer. Es un gran exportador. La gente quiere estar aquí en España; hacer cosas aquí y exportar desde aquí. Lo que tienen que hacer ustedes es diseñar una estrategia para poder crecer más y más rápido.

¿Podemos arreglar el motor?
Ustedes, sí, pero Grecia no, porque no tiene. Europa puede socializar la deuda griega, pero no servirá de nada si Grecia no consigue diseñar esa estrategia para crecer.

¿Y si no la encuentran?
Es como si los padres pagaran los recibos de la Visa, pero la siguen dejando al niño. Es necesario que los niños maduren y ahorren y se paguen sus gastos trabajando. Si no, volveremos a perder tiempo y otro dineral.

¿Los recortes no reducen empleo y crecimiento y eso trae más recortes?
No es cierto. Mire España: hay un paro enorme y al mismo tiempo empleo reprimido: hay empresas que contratarían para crecer más, pero no crean empleo por exceso de regulación. Si desregulan su mercado de trabajo, surgirán miles de empleos en servicios, donde los jóvenes pueden trabajar.

Empleos mal pagados y precarios.
Mejor que estar acampados en las calles. Porque los otros empleos, los de alto valor añadido se crean con o sin regulación.

Eso es desproteger al empleado débil.
Falso mantra de la izquierda. Es el exceso regulatorio el que deja sin empleo al débil.Proteger al débil es un deber de cualquier sociedad civilizada, pero se le puede proteger de muchas formas. Los países escandinavos apenas tienen regulado su mercado de trabajo y en cambio protegen muchísimo a sus ciudadanos. Un joven sueco puede tener un empleo no tan bien pagado, pero gozar de buenos servicios públicos. Y ya sabrá que Suecia tiene un paro muy bajo.

¿Aboga por el despido libre?
Creo que tienen ustedes que construir un consenso social sobre la flexibilidad laboral. El empresario debe poder emplear y despedir con flexibilidad para lograr mayor eficacia, pero eso no significa que la sociedad deje al empleado sin protección: se puede repartir la prosperidad a través de los impuestos y el Estado de bienestar.

¿Cómo ve el resto del planeta?
Hace veinte años los países en desarrollo, en Asia y parte de Latinoamérica, decidieron adoptar la economía libre de mercado y, desde entonces, crecen sin cesar. Hoy les llamamos emergentes y lo son hasta el punto de que el modo de crecer para Occidente –como bien saben los alemanes– es exportarles productos de calidad.