30/09/2009

No lo llaméis "recorte"

Artículo de Imma Monsó aparecido en La Vanguardia, sobre el recorte de plantillas en los Institutos.

No lo llaméis "recorte"


La Vanguardia. Imma Monsó .

Recién acabado el curso pasado, hablé en este espacio del recorte de plantillas que preparaba la Conselleria d´Educació. Poco después recibí una atenta carta del director general de Educació donde lamentaba que yo diera pábulo a tal infundio: comparaba datos y cifras y aseguraba que no preveían recortar las plantillas. Unos días más tarde, le oí al conseller Ernest Maragall repetir lo mismo: "No hay recorte". Ante declaraciones tan contundentes, me dije: "Lo del recorte lo habré soñado", pues en primavera me pasa mucho, que hay cosas que no sé si las he soñado o me las han dicho un centenar de profesores y varios sindicatos.

Pero llega el comienzo del curso y he aquí que el recorte se materializa en casi todos los centros de enseñanza. Como en dicho artículo yo bromeaba sobre la falta de recursos en los centros (la escasez de sillas entre ellos), y ponía como ejemplo un instituto en el que para que un profesor se siente ha de levantarse otro, deduje lo siguiente: "En lugar de mandar más sillas, mandan menos profesores, y así, ninguno se queda sin silla". Astutos, ¿eh?

Y es que se las piensan todas con tal de no llamar a las cosas por su nombre. Se empezó por la supresión del bachillerato nocturno (nada de recorte, sólo supresión de centenares de horas lectivas destinadas a las clases trabajadoras). Este curso se han reducido las aulas de acogida (no las han recortado, sólo que hay menos). En bachillerato diurno se han tenido que eliminar desdoblamientos (porque el profesorado aún no tiene el don de la ubicuidad, aunque se está formando para ello), y el número de alumnos en muchas aulas sobrepasa los treinta. De hecho, si se atiende sólo a las cifras y no a las personas, no es un recorte de plantillas: es una aplicación restrictiva de los criterios que, en la práctica, ha supuesto un retroceso en numerosos aspectos. La consigna es clara: que el profesorado asuma el peso de los problemas que el departamento crea.

¿Y los alumnos? Me limitaré a tres anécdotas personales: la de mi vecinito, que empieza primero de ESO. Tercer día de curso: "Todavía no he tenido ni una clase", me dice en el rellano. "¿Y eso?", le pregunto. "Es que no encuentran a los profesores... Los están buscando". Ahí me vino a la mente una imagen del conseller, caña en ristre, ante unas aguas por donde nadan escurridizos profesores que se niegan a picar el anzuelo... (aunque enseguida cambié lo de la caña por la pesca de arrastre, imagen más apropiada para su gestión).

Segunda anécdota: la profesora de francés del instituto de mi sobrina sólo sabe decir: "Jemapél Pepa, ¿comantitapél?". Y es que no es de francés. Esto sucede este año más aún que en los anteriores porque cuando se aplican las cifras, ya se sabe: ¿qué más da que tú seas de latín y tengas que dar alemán? Lo que cuenta son los números. Anécdota número tres: mis alumnos me preguntan por una profesora que llevaba un tiempo con nosotros y ha sido incomprensiblemente desplazada. Los alumnos querían que se quedara. Los profesores, también. Ella quería quedarse. ¿Alguien sabe por qué la han trasladado? Tales despropósitos tienen un nombre: nombramiento telemático, un experimento desastroso que, como ven, contribuye a optimizar la gestión, que de eso se trata. Y así lo decía el conseller, el 10 de septiembre en Catalunya Ràdio: "El que s´ha fet és un esforç de gestió òptima dels nostres recursos". Y luego afirmó: "Però no hi ha hagut retallada". Y de nuevo, ante tanta contundencia, me pregunto si lo del recorte lo habré soñado. Porque en otoño me pasa mucho que hay cosas que no sé si las he soñado o me las ha dicho un conseller.

Tener miedo a la gripe

Magnífico artículo, que copio.

Tener miedo a la gripe

Cada país tiene la cantidad de promotores de la cultura del miedo que se merece.


Antonio Argandoña


La gripe es un negocio. Bueno, empezó siendo una enfermedad, pero ahora es también un negocio. No para todos, claro. Para algunos es una amenaza: tenemos miedo a la gripe. Tener miedo a una enfermedad cuyas consecuencias no conocemos bien es algo lógico. Pero lo malo es que en el caso de la nueva gripe, nos han fomentado ese miedo.   No es algo nuevo: es bien conocido el binomio promoción del miedo–promesa de seguridad. “Toda la humanidad está amenazada”, decía la jefa de la Organización Mundial de la Salud: el miedo a la gripe forma parte de su negocio. Pero aquí estamos nosotros para salvarles, podía haber agregado: le debemos la salud, y quizás también la vida.

 Hay muchos que siembran el miedo en el mundo, algunos probablemente con buena intención: son los abogados de causas diversas, los que un periodista llamaba hace poco los “emprendedores morales seculares”, que tratan de ampliar su negocio. No hace muchos años Amnistía Internacional decidió entrar en el amplio mundo de la Responsabilidad Social Corporativa, que seguramente es más prometedor que la denuncia de regímenes opresivos y carceleros que torturan.

 Los expertos, claro, también se benefician del miedo –aunque, es verdad, los que son honrados no se aprovechan de ello. Suelen empezar sus proclamas diciendo que, “como muestran las investigaciones científicas…”. Y, claro, la autoridad de la ciencia juega a su favor. A ellos se suman muchos nuevos expertos, que nos recuerdan que nos jugamos la vida cada vez que nos sentamos a la mesa, o que hablamos por teléfono, o que no practicamos pilates o la última moda del wellness. Gracias a ellos, sabemos que no podemos ser felices por nosotros mismos: necesitamos su ayuda –y ellos nos lo recuerdan en cuanto pueden. Y nos cobran por ello.

 Luego están los gobiernos. El miedo es malo para ellos, si la población considera que los políticos no han hecho lo que debían. Pero les da protagonismo, oportunidades de prometer —y, lo que es peor, de hacer—. No hay nada como una buena catástrofe para movilizar a los parlamentarios y ministros. Y la prensa se apunta, claro: el miedo vende. Y no digamos nada de los expertos en relaciones: terapeutas, consejeros, expertos en coaching. ¿Ha volcado un autocar? La comunidad autónoma envía enseguida otro, lleno de psicólogos, para que devuelvan la paz a las almas de los accidentados y de sus familias.

 Y, claro, también las empresas farmacéuticas se aprovechan del miedo. No sé si ellas lo fomentan, pero les viene muy bien, porque así venden más. Aliadas con los médicos, son capaces de convertir algo normal —la timidez, por ejemplo— en un enfermedad —la “fobia social” la llaman ahora—. Afortunadamente están ahí para salvarnos: “nuestro objetivo es su salud”. Gracias, les contestamos: ¿Cuánto le debo?
 Según las historietas de Astérix y Obélix, los galos sólo tenían miedo a que el cielo se les cayese encima. Nosotros estamos más avanzados que ellos: eso no nos preocupa. Pero hemos creado nuestra propia lista de miedos, con la ayuda de nuestros gobernantes, consultores, emprendedores, redentores sociales y otros generosos protectores. Pero los miedos son nuestros. Si es verdad que cada país tiene el gobierno que se merece, también se puede afirmar esto de todos esos promotores de la cultura del miedo.

Antonio Argandoña es profesor del Iese.

¿Qué se esconde detrás de la gripe A?

Por supuesto, un fabuloso negocio.

29/09/2009

The Visitor


Walter es un profesor universitario de vida gris. Solitario, egoísta, no logra aprender a tocar el piano a pesar del esfuerzo que pone en la tarea. Su anquilosada existencia va a conocer un vuelco cuando el decano de su facultad prácticamente le obliga a acudir a Nueva York, a presentar un artículo que ha firmado con una compañera, de baja maternal. A pesar de las excusas que pone -en realidad él no ha aportado nada al "paper"-, no tiene más remedio que acudir. Y al entrar por la noche en el apartamento que tiene en "La Gran Manzana" se lleva una inesperada sorpresa. Una pareja de inmigrantes -él, Tarek, sirio, ella, Zaineb, senegalesa- vive allí; al parecer, un desaprensivo les alquiló el lugar sin contar con el dueño. Aclarada la embarazosa situación, Tarek y Zaineb empacan sus enseres con intención de buscar otro lugar donde quedarse. Walter romperá la "burbuja" que ha fabricado para sí, y les permitirá estar con él un par de días, hasta que encuentren alojamiento. Es el comienzo de una singular relación, que permitirá conocer por qué Walter se ha convertido en el hombre que es, y la "medicina" que puede curarle de su triste estado. DeCine21.

Me ha gustado mucho esta película. Atípica, distinta, amable, dura, muy bien interpretada. Muy recomendable.

28/09/2009

¿Me das un "clinex" de la gripe A?


Pilar, ¿me das un clinex d'estos de la gripe A? Esta fue una petición de un alumno en clase anteayer. Entre las medidas protocolarias que debemos seguir los docentes es tener en el aula pañuelos desechables por si los alumnos los necesitan. Absurdo. Los alumnos siempre han llevado sus propios clinex en la cartera, porque los mocadors --literal "mocadores"-- de tela no saben ni que existen. Ahora se los proporcionamos gratis. Todo un adelanto.

25/09/2009

¿Profesión?, de Forges

¡Cuánta razón...!


40 años de Educación

Y aquí estamos.


Australia

Sarah Ashley, una aristócrata inglesa, acude a Australia a reunirse con su marido, que está negociando la venta de una explotación ganadera. Dama de fuerte carácter, pero a la que la vida ofrece pocos alicientes, deberá afrontar su inesperada viudez, y la aventura de transportar sus 1.500 reses a Darwin, para venderlas al ejército, necesitado de aprovisionamientos por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Le ayudará en la empresa Drover (el Arriero), tosco aunque magnífico profesional, con el que surgirá progresivamente la chispa del enamoramiento. El viaje ayuda a Sarah a descubrirse a sí misma gracias a la fuerza redentora del amor, dirigido no sólo a Drover sino al adolescente aborigen Nullah, y a los otros miembros de la expedición. No faltan sin embargo los obstáculos, sobre todo de parte de Fletcher, un antiguo capataz que trabaja a las órdenes de Carney, el rey del ganado.

Hasta aquí la película me ha gustado mucho, pero hay una segunda parte que para mi gusto rompe el ritmo y el aire de la primera parte, mezcla de drama, vaqueros, ternura y romanticismo. Es más forzada. Pero muy agradable de ver. DeCina21.

Middlemarch, de George Elliot


Increíble y magnífica novela, de lo mejor que he leído últimamente. Larguísima, he empleado un mes, como cuatro libros. Ochocientas páginas el doble de grandes de lo habitual y con la letra muy pequeña. Pero no tiene desperdicio. Ambientada hacia 1830 en Inglaterra, la protagonista es una pequeña ciudad con sus habitantes, especialmente dos familias. La descripción sicológica de cada protagonista es muy prolija. El narrador omnipresente continuamente analiza las reacciones de todos, los modos de decir... Dorothea es una mujer joven generosísima e idealista, que todo lo que toca lo mejora. Rosamonde es otra joven que vive de las aparienciads, llevando a su marido, un médico idealista por el camino de la amargura. Mary, hija de un administrador, con un sentido camún aplastante, enamorada de Fred, hermano de Rosamond, al que convierte en un hombre. El señor Fradebother, clérigo honesto, que es capaz de sacrificarse hasta el heroísmo por sus amigos. Blaustrode, banquero corrupto que se ampara en la religión para justificar sus fechorías. Y muchos otros personajes, que sitúan perfectamente la vida en una ciudad de provincias de la época.

He disfrutado mucho leyéndola. Esta George Elliot era muy inteligente. Un 10

22/09/2009

La Reina Victoria


Semblanza de la Reina Victoria desde niña hasta el triunfo del amor y estabilidad del matrimonio con so príncipe Alberto. Muy bien ambientada, me ha sabido a poco, quizá porque me habían hablado muy bien de ella. Tampoco hay para tanto. Tiene poca profundidad. Para todos lo públicos, aunque aburrirá a los más jóvenes. DeCine21.

18/09/2009

Entre limones, de Chris Stewart

"Entre limones"
Chris Stewart
2006

En esta novela, el autor protagonista, un inglés batería del grupo Génesis, después de pasar por varias profesiones, decide comprar un cortijo en las alpujarras granadinas. Como literatura no vale gran cosa, pero es simpático y se pasa bien leyéndolo: Chris hace de sus experiencias toda una aventura, y es buena persona, buen marido, buen padre... y los retratos de los lugareños vecinos suyos tienen mucha gracia. En inglés lleva un montón de libros vendidos, y ya ha publicado un segundo, que no creo me pille. El final lo tuve que leer en diagonal, porque tenía que devolverlo a la biblioteca y había lista de espera. Un 7. Bastante prescindible.

12/09/2009

Itziar González y la prostitución callejera

En Barcelona tenemos un problema de prostitución callejera, sobre todo en algunas zonas. Por quejas de los vecinos, por fin la administración toma cartas en el asunto, y lo primero que se le ocurre es construir prostíbulos para alojar a este tipo de "trabajadoras". ¿Es que no piensan que éstas personas si se les diera oportunidad cambiarían de "trabajo"? Es alucinante. Un lector de La Vanguardia expresa muy bien estas ideas.

¿Querían ser putas?

IGNASI SERRAHIMA  - Madrid

La prostitución es violencia de género. Es violencia porque se menoscaba la dignidad humana de las prostitutas y de sus familias, porque las mujeres casi nunca tienen otra opción (su consentimiento es, por tanto, discutible), porque su ejercicio las cosifica,porque los hombres las tratan como objetos de usar y tirar. Es una violación, un ejercicio de poder patriarcal, con un agresor y una víctima.

Crear prostíbulos, como propone Itziar González, del distrito de Ciutat Vella (¡una mujer!), es esconder el maltrato, no solucionarlo. Ya es hora de que la retórica igualitaria del Gobierno se traduzca en igualdad de dignidad. La prostitución no es inevitable.

03/09/2009

Nuestro gobierno ante la crisis

Zapatero nos regala caramelitos, cuando lo que necesitamos son filetes. Pilar Rahola lo expresa admirablemente en este artículo, publicado el martes en La Vanguardia.

No, no es lo mismo 
Pilar Rahola

¿Se reactiva la economía castigando a los sectores productivos y alimentando la cultura del paro?

(...) No era lo mismo ser un progre cargado de promesas sociales, que un derechón sobrecargado de antipático pasado, y así, como no era lo mismo "arte que hartar", el arte de ZP dibujó lienzos de esperanzas en muchos corazones desconcertados. Pero todo aquello pasó, enmarcado en otra vida de un zapaterismo que, a fuerza de no ser lo mismo que los otros, ya no es ni lo mismo de sí mismo.

La crisis, por ejemplo, ¡qué sarta de medias verdades, sonoras improvisaciones y erráticas decisiones! Siguiendo el símil, no es lo mismo mentir que informar, ganar tiempo que perder el tiempo, y no es lo mismo ser justo que vender justicia de todo a cien. No es lo mismo dar el pescado que la caña de pescar y no es lo mismo gestionar los impuestos que masacrar a las clases medias. Y, porque no es lo mismo el progresismo que el populismo, habrá que saber si la confusión es fruto de un monumental lío ideológico, de una manifiesta incapacidad, o de la demagogia que acompaña a las retóricas vacuas. Pero algo queda claro: no es lo mismo vaciar la caja pública, que sentar las bases de una reactivación económica. Hasta el momento, el Gobierno de Zapatero no ha dado muestras de lo segundo, pero abunda en lo primero con irresponsable alegría. Y así, la ecuación cuadra para desgracia del sentido común: el dinero público se reparte sin otro criterio que vender a ZP como un repartidor de caramelos, los recursos disminuyen, y el Gobierno echa mano de la sufrida clase media, a la que intenta estrujar un poco más, a ver si le sopla la calderilla. ¿Así se fabrica un nuevo horizonte económico, castigando a los sectores productivos y alimentando la cultura del paro? La lógica diría lo contrario, porque las clases medias - especialmente castigadas en este país que siempre ha despreciado la cultura del trabajo-son las únicas que realmente pueden reactivar la economía. Pero necesitarían más oxígeno. El Gobierno les anuncia, en cambio, más ahogo. Lo cual nos retorna al estribillo. Ciertamente no, no es lo mismo... Por ejemplo, no es lo mismo ser justo, que ser demagogo.